Centro Barrial Hurtado de Villa 21-24 y Zavaleta

CENTRO BARRIAL SAN ALBERTO HURTADO

Para nosotros los Centros Barriales son puertas de acceso cercanas y amigables para la orientación, contención y atención de personas que se encuentran en situación de sufrimiento social por el consumo problemático de drogas.

Estos espacios cobijan a las personas del barrio a las que les resulta difícil, cuando no imposible, acceder a los efectores que prevén los sistemas de salud y acción social gubernamentales, debido a la situación de extrema pobreza.

Los Centros Barriales brindan apoyo en el sostenimiento a un tratamiento personalizado a lo largo del tiempo, desde donde se parte y a donde se vuelve después de las diferentes propuestas terapéuticas. Desde ellos se articula con todos los programas y efectores de los organismos del Estado y dela Sociedad Civil.

Los Centros Barriales, involucran a toda la Comunidad local entendiendo que el consumo de paco en nuestros barrios, no es solamente “un problema de drogas” y requiere de una atención integral para superar la exclusión y la vulnerabilidad social. En ellos se promueven y fortalecen las redes barriales.

También son espacios de reflexión y discernimiento sobre el desafío que el Paco nos presenta para poder dar una respuesta adecuada a los /las jóvenes en riesgo y a la comunidad local. Desde estos Centros se promueven investigaciones para poder proponer acciones concretas e incidir en la formulación de políticas públicas.

 

Objetivos y particularidades:

Los principales objetivos del Centro son los siguientes:

–          Generar en las personas que recurren al Centro una esperanza de vida digna nunca antes considerada.

–          Cambiar la visión que el sujeto tiene de sus posibilidades, ampliándolas hasta que se reconozca capaz de alcanzar metas tales como: vivienda, trabajo y educación dignos.

El Centro Barrial tiene algunas particularidades que lo hacen singular dentro de las instituciones que se dedican a este tema. Entre ellas las siguientes:

–          Es un espacio concreto y tangible que permite acercarse a la vida de los niños , niñas y jóvenes ofreciendo un espacio para dar inicio al proceso de recuperación e inclusión social de personas que consumen drogas.

–          Su originalidad radica en la ubicación e inculturación en el corazón dela Villa. Sugestión es comunitaria, el barrio mismo es el actor del cambio:

  • El Grupo de Hombres que colabora con la construcción y mantenimiento del Centro;
  • El grupo de Familias donde más allá de la autoayuda acompañan a otros jóvenes,
  • los vecinos que animan a un joven a cortar el consumo y dejarse ayudar.

–          El Centro Barrial no es estático, sino que su equipo recorre la villa contactando a aquellos jóvenes que no pueden acercarse a él… La admisión no tiene criterios de exclusión, apostamos a la paciencia y la seducción, “hoy no querés cambiar, tal vez mañana si”. No hay altas médicas porque la inclusión es la recuperación y es una lucha constante. Estamos a su lado siempre.

–          Desde el Centro Barrial pretendemos: realizar un trabajo individual y colectivo desde la espiritualidad, tendiente a producir cambios de postura frente a la vida que alejen la desesperanza y el escepticismo; Contribuir a generar cambios  en las prácticas tendientes a favorecer el abandono del consumo y a propiciar prácticas de cuidado; Promover la construcción y difusión, por parte de las personas en proceso de rehabilitación, de historias ejemplificadoras provenientes de sus propias experiencias de recuperación…

–          Finalmente creemos que el Centro Barrial es el espacio propicio para profundizar la relación de trabajo con el Estado fomentando la creación de instancias de co-gestión, sobre la base de la metodología desarrollada por el Programa Integral.

Metodología:

El “Centro Barrial San Alberto Hurtado” es la puerta de ingreso, donde pueden permanecer desde las 12 hasta las 18. En algunos casos pueden venir desde las 10 para “ayudar” a preparar el Centro para recibir a los chicos (para algunos jóvenes resulta positivo en su camino de recuperación). En los casos que es conveniente se busca a los chicos (están amenazados, la ubicación de su casa los haría recorrer un trayecto riesgoso, tienen niños muy pequeños o embarazos avanzados, etc.), el resto viene por su cuenta.

Cada día comienza con una acogida cordial, que hace que los chicos se sientan bienvenidos y puedan desde el comienzo contar como están. Recibirlos es también discernir la admisión, ya que en algunos casos no es conveniente que permanezcan en el Centro Barrial. En este caso se les arma una propuesta alternativa que asume el “Equipo Externo” formado por personas especializadas en acompañar las situaciones difíciles.

Inmediatamente pasamos al almuerzo… ayudar a poner la mesa, servir la comida, preparar el jugo, ayudar a algún niño a comer son maneras de participar en este momento tan importante para las personas, no solo porque para los chicos en consumo es relevante ingerir comida en cantidad y calidad sino porque es un momento social y culturalmente enriquecedor. La comida es hecha en el Centro con mucho cariño, por cocineras que son parte de un Equipo, que saben que el momento de la comida es central. Aquí se festejan los cumpleaños o aniversarios, Navidad o algún día Patrio… Este momento ayuda singularmente a la inclusión.

Alrededor de las 14, comienza el Grupo Terapéutico que aplica el método conocido como 12 pasos, el cual es readaptado a las necesidades de los concurrentes y a las particularidades del barrio. Quienes coordinan este espacio, participan además de toda la jornada del Centro Barrial. No son expertos que vienen a “hacer grupo”. Estar atentos desde que llegan los chicos y ver como está “el clima” cada día, permite aplicar creativa y eficazmente el método y encarar correctamente las situaciones más difíciles que se dan en el Barrio y condicionan a los chicos.

Luego se inicia un espacio más distendido donde se realizan talleres (Deporte, Radio, Pintura, Manualidades, Cooperativa, Literatura, Espiritualidad…). Estos talleres tienen los siguientes objetivos:

  • Conectar y desarrollar en los participantes capacidades y habilidades que los ayuden a aprender a cambiar y aprender a aprender,
  • superar las limitaciones,
  • mejorar el rendimiento en toda área,
  • observar su emocionalidad e intervenir en ella,
  • relacionarse positivamente en todos los ámbitos de la vida,
  • adoptar una actitud reflexiva,
  • gestionar autonomía y confianza

Además  favorecen a crear vínculos “desde otro lugar”.

 

Simultáneamente se producen instancias de diálogos personales con el Director, los Operadores Terapéuticos, Psicólogos, Psiquiatras, Sacerdotes o Voluntarios, según sea conveniente. Los chicos son escuchados personal y atentamente y sucede lo que Sigmund Freud observaba en su tiempo: “La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador, tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”.

Así, se lleva a cabo un seguimiento comprometido y minucioso de los jóvenes que deciden “encontrarle la vuelta a la vida”, por parte de los encargados del centro.

 GRUPO DE FAMILIARES

Este espacio busca irreconstruyendo lazosfamiliares muchas veces deteriorados por las consecuencias del consumo, facilitando también mecanismos que favorecen el diálogo entre los miembros de la familia.

Objetivo:

–          Contener a las familias y ayudarlas a trabajar la codependencia de modo que acompañen adecuadamente el camino de recuperación de sus hijos.

Metodología: Grupo de autoayuda (una adaptación del sistema de Nar Anon), visitas personalizadas a las familias más necesitadas y el taller textil como espacio de encuentro creativo para las mujeres del Grupo, con la excusa de “arreglar ropa, hacer unas sábanas, etc.”

Frecuencia: Una vez por semana es la reunión general abierta. Normalmente los miércoles a las 18:30 enCasa Social (Río Cuarto 3335). Las visitas son en el momento oportuno durante toda la semana y el taller textil funciona en el 1º piso de la Capilla de San Blas (Zavaleta y Osvaldo Cruz) 5 veces por semana durante 4 horas cada día.

Equipo de trabajo: Dos especialistas en este tipo de acompañamiento junto a las mamás que han hecho camino[1] y ayudadas por el equipo profesional del Centro Barrial.

 

GRUPO DE MUJERES

Marco general: La situación y abordaje de la rehabilitación con las mujeres, tiene características diferentes.  Es generalizado el maltrato de los hombres con quienes viven, son víctimas de abuso sexual y psicológico, se prostituyen muchas veces inducidas por sus parejas, hay un alto índice de embarazo, a veces producto de la prostitución y a edad es muy temprana. De este modo,  la droga pasa a ser una  forma de evasión o de refugio.[2]

Objetivos:

–          Prevenir y visibilizar el consumo de drogas, hechos de violencia y abusos en las mujeres del barrio.

–          Suministrar herramientas a las mujeres para afrontar la problemática del consumo de paco desde una perspectiva de género.

Metodología: Desarrollo de talleres de carácter participativo que apuntan a fortalecer la autoestima, reconocer situaciones de violencia sexual y psíquica y discriminación.  Se resalta la importancia de la ruptura con el consumo de drogas, el valor del trabajo y cuidado de los hijos, los valores de la familia y el  cuidado de la salud.

Frecuencia: una vez por semana 4 horas. Normalmente los miércoles.

Equipo de trabajo: Mujeres especializadas en tratamiento de mujeres usuarias de drogas.

 

GRUPO DE ADOLESCENTES

Marco general: Dado el rango etáreo de los participantes, se busca un enfoque que motive y atienda sus intereses.  Las mujeres también participan de los talleres con enfoque de género, siendo ésta una instancia complementaria.

Objetivos:

–          ofrecer un espacio de contención

–          promover espacios de reflexión y formación espiritual

Metodología: Se trabaja bajo la modalidad de talleres, a saber: Espiritualidad, Terapia de grupo y Recreación. Depende mucho de la conformación del grupo. La inestabilidad propia de la adolescencia requiere una continua adaptación de este dispositivo.

Frecuencia: 1 vez por semana cada instancia

Equipo de trabajo: Sacerdote, Psicólogo, Operador Terapéutico.

 

 GRUPO DE AUTOAYUDA EXTERNO AL CENTRO BARRIAL

Marco general: Los chicos que han iniciado su camino de recuperación e inclusión, pudieron aprovechar el grupo terapéutico del Centro Barrial y si fueron internados el grupo de su Comunidad Terapéutica. La vida cotidiana se hace difícil y “el grupo” es indispensable.

Objetivos:

–          Ofrecer un espacio de contención donde los jóvenes que están inmersos en los quehaceres de la vida cotidiana puedan compartir sus dudas, alegrías, frustraciones, proyectos…

Metodología: Acompañamiento personalizado y grupos de autoayuda a la manera de Narcóticos Anónimos. El deCasa Social es adaptado a la realidad de nuestro barrio.

Frecuencia: 3 veces por semana, entre las 17 y las 19 acompañamiento personalizado y de19 a 21 grupo de autoayuda en Caacupé (Osvaldo Cruz 3470). También se invita a aprovechar cualquiera de los grupos de NA que funcionan en la Ciudad de Buenos Aires y el sur de la Provincia.

Equipo de trabajo: Operador terapéutico especializado, sacerdote y equipo de profesionales del Centro Barrial.

EL RINCÓN DE LOS NIÑOS

Marco general:  Acompañar a los usuarios de paco, implica necesariamente acompañar a sus hijos. Especialmente cuando son mujeres las que acuden en busca de ayuda, impedirles que concurran con su/s hijo/s es negarles el acceso al tratamiento.

A partir de esta convicción es que decidimos crear un espacio concreto dentro del Centro Barrial, donde los niños puedan sentirse especialmente cómodos. Con la ayuda de la Senaf y dela Fundación Convivirlo estamos sosteniendo.

 

Objetivos:

–           Ofrecer un espacio de contención donde los niños puedan ser niños, jugando, creando, cantando.

–          Favorecer el conocimiento de cada niño y actuar según sea necesario, para asegurar el pleno cumplimiento de sus derechos.

 

Metodología: Juegos, cuentos, canciones, dibujos… interactuando con los niños que participan ese día del espacio y de ser conveniente promover el diálogo con alguna psicóloga o con la psiquiatra infantil.

 

Frecuencia: Todos los días, simultáneamente al grupo terapéutico del Centro Barrial.

 

Equipo de trabajo: Operador responsable, madres cuidadoras y el equipo de profesionales del Centro Barrial.



[1] Ya pasaron más de tres años desde que tuvimos esta oportunidad y muchos no la dejamos pasar. Hoy seguimos dando gracias por haber sido “unos elegidos” A muchos nos cambio la vida, y otros vamos en camino. La familia… se va acomodando.

Aprendimos la importancia de un “amor con límites”. Que para un hijo no hay nada más necesario que “padres presentes”. Que el mejor regalo es una caricia, que el mejor ejemplo es pedir perdón y perdonarse, que la mayor necesidad que tenemos, es sentirnos iguales y saber que, cuando hablamos con alguien nos está escuchando.

Aprendimos que todas las enfermedades producen el mismo dolor, pero todos necesitamos “nuestro tiempo” para cambiar. Que si queremos hacer algo por el otro, primero lo tenemos que hacer por nosotros mismos. Si no se transforma en una tarea imposible. Aprendimos que hablar “te salva” y que callar “te mata, te aísla” El dolor compartido es medio dolor. El amor compartido duplica el amor. Que con dar un poquito recibimos infinitamente más

Aprendimos que interactuar con los distintos a nosotros nos ayuda a comprender a los iguales. Los que poco tienen, más comparten aunque también a más peligros se exponen. En el grupo de familias, jamás un día es igual al otro. Todos los días uno se lleva un mensaje de vida.

Hoy dejamos de lado la desesperación y la cambiamos por la Esperanza y con ella nacieron las “Misioneras de Santa Ana” (visitan a familias en problemas) que aumento la unión y de esa unión nació “Nuestro Proyecto” Tenemos las manos. Tenemos el lugar. Tenemos los instrumentos. Nos tenemos a nosotras y sobre todo Tenemos mucha Esperanza (De la evaluación de fin de año del Grupo de Familias del Centro Barrial Hurtado)

 

[2] ¿Por qué trabajar específicamente con mujeres? La invisibilidad de las mujeres en los estudios sobre drogadependencias ha llevado a una escasa inclusión del género en los programas preventivos. En este sentido, este programa específico para mujeres busca abrir visibilidad sobre las características particulares que asume el consumo de pasta base en mujeres y pensar en tratamientos específicos para ellas.

El programa consta de dos etapas, la primera (que ya finalizó a fines de 2009)  diagnóstica que apuntó a conocer las percepciones, creencias, mitos y obstáculos de las mujeres pobres y usuarias de pasta base para acceder a comportamientos saludables relacionados con el VIH/ ITS, la tuberculosis,  el uso de drogas y el acceso y permanencia en los servicios de salud.

Los resultados de la primera etapa han puesto en evidencia que diversos elementos de la construcción de género influyen en el modo en que los distintos actores se inician y continúan en el consumo de pasta base. En otras investigaciones (Rangugni et al., 2006) el consumo de pasta base está remitido a un patrón de uso eminentemente masculino e individual, en la presente investigación comprobamos un creciente aumento del consumo en mujeres, de variadas edades, así como también en niños y niñas. El consumo de pasta base en las mujeres no presenta las mismas características que en los varones esto refuerza la necesidad de llevar adelante procesos de investigación y acción participativa que den pistas para entender cuáles son esas necesidades específicas de este grupo para comenzar a pensar en tratamiento diferenciales.

En la segunda etapa, que hemos comenzado a transitar, se busca desarrollar estrategias de prevención y tratamiento para mujeres usuarias de pasta base para que logren comprender el consumo de drogas y la violencia dentro de su contexto socio-cultural y de género, y puedan incorporar prácticas de vida más saludables a pesar de sus condiciones de vida en consumidoras de paco.

A partir del desarrollo de nuestra experiencia de trabajo con mujeres de sectores marginalizados, pudimos conocer la enorme potencialidad que tienen para generar nuevos significados a las viejas prácticas, normas y símbolos para abordar la problemática del consumo de drogas. Asimismo, el trabajo con consumidoras de paco resulta importante dada la especificidad que asume este tipo de consumo en estos contextos.

El imaginario social que circula alrededor de la conformación grupal de las mujeres hace referencia a su competitividad y a la conflictividad de sus relaciones con las otras, esta imagen debió ser sorteada para poder generar espacios de trabajos conjuntos. Este proceso de formación de espacios propios logró articular la información, el compromiso consigo mismas y con otras; el reconocimiento de sus propias habilidades y capacidades; y la posibilidad de pensarse como grupo para proyectar, planificar, acompañar y cooperar con otras mujeres. Esto se logró a partir de que pudieron visibilizar los factores que condicionan la situación.

Otro aspecto a destacar fue la escasa convocatoria que presentó armar un centro para dar respuesta a los consumos problemáticos de drogas en mujeres. A diferencia de lo que ocurre con los varones, las mujeres se sienten aún más estigmatizadas si concurren a estos lugares. Por lo tanto, la propuesta fue armar un espacio de encuentro de mujeres dentro del Centro Barrial San Alberto Hurtado, en el que se lleven a cabo diversas actividades siendo éstas las que convocan, para evitar las denominaciones estigmatizantes, valorar sus potencialidades y a partir de allí trabajar el lugar central que tiene en estos contextos la reflexión del consumo de drogas en las mujeres.

En los distintos momentos del desarrollo del proyecto nos resultó sorprendente el grado de compromiso de las mujeres con el mismo. Fueron demostrando una gran voluntad y capacidad para apropiarse y generar propuestas.

La expresión artística habilitó a las mujeres que no tienen posibilidades de manifestar sus emociones, sensaciones, sentimientos, pensamientos a través de la palabra, otros canales por los cuáles poder hacerlo. Creemos, además, que el alto nivel de compromiso, responsabilidad y empatía entre el equipo coordinador y los grupos de mujeres fue un aspecto a destacar para lograr el compromiso con el proyecto.

Esta experiencia consolida nuestra convicción de que la conformación y/o fortalecimiento de espacios de trabajo grupal resultan herramientas fundamentales para resolver problemáticas de compleja resolución y desarrollar estrategias efectivas para poder afrontarlas.

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